Santuario

El santuario mariano de Schoenstatt está abierto todos los días de 9 a.m. a 8 p.m. para acoger a todos los peregrinos que vienen con devoción a visitar a la Madre de Dios y a su Hijo Jesús. El santuario cuenta con un equipo de Servidores que está siempre disponible durante su visita para acogerlo y contestar cualquier pregunta que usted tenga.

Celebraciones Litúrgicas en el Santuario

Santa Misa: Domingos a las 10:30 a.m. en inglés, y el segundo y cuarto domingo del mes en español a la 12:30 p.m. Durante la semana tenemos Misa los miércoles y los jueves a las 7 a.m. y los sábados a las 9:30 a.m. en inglés.

Reconciliación (confesiones)

El sacramento de la Reconciliación (confesiones) suele ofrecerse los domingos durante la misa o con cita previa en confessionsatx@schoenstatt.us

Peregrinación

Los grupos son bienvenidos a visitar el Santuario y tener un día de retiro o pasar tiempo en oración. Los grupos que deseen reservar un espacio de reunión en la Casa del Movimiento y en el Santuario para un tiempo específico de oración o una Misa deben ponerse en contacto con nosotros para hacer una reserva. Haga clic aquí para enviar su solicitud. Haremos todo lo posible para atender su solicitud.

Calendario anual de fiestas marianas y celebraciones  especiales de la Iglesia 

Librería y artículos religiosos

El Santuario cuenta con una pequeña librería y tienda de recuerdos y artículos religiosos. Esta se encuentra junto al santuario, en la casa del movimiento y tiene el mismo horario de apertura que el santuario. Los Servidores del Santuario le pueden ayudar y atender con sus preguntas y necesidades.

 

Historia del Santuario de Schoenstatt

Origen

El 18 de octubre de 1914, respondiendo a una iniciativa divina que encuentra su cauce en la fe del joven sacerdote José Kentenich, la pequeña capilla de Schoenstatt se convirtió en un lugar de peregrinación y de gracias. En el origen de este acontecimiento no existe ninguna aparición o hecho milagroso como ocurre en otros santuarios marianos, como por ejemplo en Lourdes, Fátima o Guadalupe.

 

La Alianza de Amor

En Schoenstatt las cosas ocurrieron de forma aparentemente muy sencilla: el Padre Kentenich tras un periodo de oración, meditación y atenta observación de los signos del tiempo, propone a un grupo de jóvenes sellar en su pequeña capilla una Alianza de Amor con la Santísima Virgen en el anhelo y la confianza de que María erigiría allí su trono de gracias y la transformaría en un lugar santo marcado por su presencia. Los jóvenes co-fundadores se comprometen a realizar un serio esfuerzo por su santificación, a entregarle sus renuncias, sacrificios, alegrías y oraciones como un “capital de gracias”, es decir, prometen ofrecerle todo aquello que emprendan o realicen en el campo personal, comunitario o apostólico para la realización de su gran ideal: con Ella, ser instrumentos de la renovación del mundo en Cristo.

 

Las tres gracias del Santuario

María, por su parte, aceptó establecerse en el Santuario para regalar a sus hijos que peregrinan hasta allí tres gracias: la gracia de cobijamiento y un profundo arraigo en el corazón de Dios, la gracia de la transformación espiritual o conversión de vida y la gracia de la fecundidad apostólica o envio, gracias que hacen posible la realización de la misión de Schoenstatt y de la Iglesia.

 

Un lugar de gracia y peregrinación

Prueba de que el P. Kentenich no se equivocó al interpretar los designios de Dios y que la Santísima Virgen aceptó la Alianza de Amor, son todas aquellas personas que, a lo largo de las generaciones, han peregrinado y se han vinculado con fe al Santuario. Allí han experimentado la presencia y la acción maternal de María en una poderosa corriente de vida destinada a impulsar la renovación de la Iglesia y del mundo en nuestro tiempo. De esta corriente han nacido los santuarios filiales, réplicas del santuario original en Schoenstatt y, a través de los cuales, la Familia y la Obra de Schoenstatt se expande por el mundo manteniendo un signo exterior de unidad. Desde los Santuarios de Schoenstatt queremos gestar una nueva cultura cristiana según los rasgos de Cristo y María.

El Santuario de Schoenstatt de Austin, Texas

El Santuario de Schoenstatt de Austin fue bendecido el 13 de septiembre de 2014, en el año jubilar de Schoenstatt. Este santuario es el tercero que existe en el estado de Texas y el décimo en Estados Unidos. Como todo santuario de Schoenstatt, es una réplica del Santuario Original en Schoenstatt, Alemania. La familia de Schoenstatt de Austin decidió darle el nombre y misión de “Belén, cuna de santidad”. El santuario está a cargo de la comunidad de los Padres de Schoenstatt, quienes proveen el cuidado pastoral y sacerdotal a todos los que vienen a visitarlo.

 

La Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt

El amor y la devoción a la Santísima Virgen, sintetizados en la Alianza de Amor con ella, son el origen de todo el proceso vital del desarrollo del Movimiento Apostólico de Schoenstatt que considera la honda vinculación a la María como el camino más rápido y seguro para llegar a Jesucristo.

 Ella es “Tres Veces Admirable” por ser Madre de Dios, Madre de Cristo y madre de los redimidos. Ella es la encarnación más perfecta de la nueva criatura redimida. María es la Compañera y Colaboradora permanente de su Hijo en la obra de la redención, es modelo del hombre libre y pleno y, por lo tanto, respuesta victoriosa frente a las “herejías antropológicas” de nuestro tiempo. Ella nos proporciona un conocimiento vital de Cristo; es “estrella de la nueva evangelización”; restauradora de la armonía entre el mundo natural y el sobrenatural, de la relación del hombre con Dios y de éstos entre sí, ayudando decisivamente a construir la Iglesia como la gran Familia de Dios.

 Schoenstatt confía, en virtud de la Alianza de Amor, en el poder intercesor de la Santísima Virgen que desea intervenir desde el Santuario en la vida las personas que le abren su corazón; para educar en ellas al hombre nuevo redimido en Cristo, capaz de comprometerse con Él en la construcción del Reino. Así, María cumple con la tarea de Madre y Educadora que el Señor le confió para la Iglesia y frente a cada uno de sus hijos.

 

Oraciones

Pequeña Consagración

Oh Señora mía, oh Madre mía,
yo me ofrezco del todo a ti,
y en prueba de mi filial afecto,
te consagro en este día,
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón,
en una palabra, todo mi ser,
ya soy todo tuyo, oh Madre de bondad,
guárdame, defiéndeme y utilízame,
como Instrumento y posesión tuya.

Amen.

Confianza

En tu poder y en tu bondad fundo mi vida;
en ellos espero confiando como niño.

Madre Admirable, en ti y en tu Hijo
en toda circunstancia creo y confío ciegamente.

Amén.

Jaculatoria

“Con Cristo su hijo,
nos bendiga la Virgen María”